Su renuncia ocurre tras fuertes cuestionamientos al Partido de la Revolución Democrática (PRD), en el poder en la gobernación del violento estado de Guerrero (sur) y en la ciudad de Iguala, donde el 26 de septiembre desaparecieron los estudiantes tras un brutal ataque de policías y narcotraficantes.
El PRD, que atraviesa la peor crisis desde su fundación en 1989, reconoció que fue un error haber postulado al ahora detenido exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien está acusado de ordenar el ataque a los estudiantes y contaba con investigaciones previas por homicidio y vínculos con el narcotráfico.
La desaparición de los estudiantes tiene también al presidente Enrique Peña Nieto en su peor crisis de credibilidad desde que asumió hace dos años el poder. La ola indignación por la desaparición de los 43 estudiantes no cede en las calles y el gobierno está obligado a dar un golpe de timón para enfrentar la impunidad y corrupción. El presidente Peña Nieto anunciará este jueves reformas en la justicia y la creación de una policía única que controle a las policías municipales, infiltradas por el crimen organizado.
El gobierno deberá tomar “acciones de fondo y que van a convocar a un esfuerzo colectivo, del Congreso, de la sociedad, de su participación para encontrar la mejor ruta” que evite que se repitan episodios dramáticos como el de los estudiantes, adelantó este martes Peña Nieto. La desaparición de los estudiantes de la escuela de maestros de Ayotzinapa desnudó la colusión de autoridades y narcotráfico.
Los jóvenes fueron atacados a tiros en Iguala, en el sureño estado de Guerrero, por policías corruptos bajo órdenes del alcalde vinculado con el cartel Guerreros Unidos. Según las autoridades, tres sicarios detenidos confesaron que los policías se los entregaron, que los mataron y quemaron en una hoguera que ardió por 15 horas, y lanzaron a un río los restos calcinados y triturados. Esa noche de horror marca, según Jorge Hernández, analista de la Universidad Nacional Autónoma de México, “un despertar civil”.
Cada día, en una ebullición social de baja intensidad, han ocurrido protestas, algunas con quema de edificios estatales y bloqueos, que pasaron en este tiempo del clamor “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!” al de “¡Fuera Peña Nieto!”. Los padres de los estudiantes, que no aceptan la versión oficial, exigen al gobierno que los busque y devuelva vivos.
“Eso es casi un imposible, como pedir la renuncia de Peña Nieto. Aquí se aprovechan los anarquistas, con agenda propia, para desestabilizar”, dijo el académico José Antonio Crespo.Piden la renuncia de Peña Nieto Bajo amenaza de recrudecer las protestas, los estudiantes de Ayotzinapa dieron al mandatario un “ultimátum” para que renuncie el 1 de diciembre, cuando se cumplen dos años de su investidura.
Para Peña Nieto, quien devolvió el poder al hegemónico Partido de la Revolución Institucional (PRI), sectores de los manifestantes buscan “desestabilizar” a su gobierno, molestos por sus reformas energética y educativa. En plena crisis de pérdida de confianza,
Peña Nieto fue señalado además de un supuesto “conflicto de intereses” por una lujosa mansión que su esposa Angélica Rivera, exactriz de telenovelas, compró a través de una empresa favorecida con millonarios contratos estatales. Sus aclaraciones no lograron aplacar las críticas. Esta crisis ha derrumbado la imagen de reformador de México de que gozaba Peña Nieto aún hace dos meses. Ha sido blanco de mítines de repudio en ciudades del mundo y de presiones de organismos humanitarios por una investigación transparente de lo sucedido en Iguala.